En la foto tienen a Phil McKinney, responsable de tecnología de producto personal de HP sosteniendo “el futuro”. Por “el futuro” se entiende una lámina de Mylar (un tipo de poliéster) con circuitos impresos y completamente flexibles que dentro de muchos años podría ser el soporte de pantallas completamente enrollables, de bajo consumo y a color.
No pidan una fecha concreta para el milagro. McKinney usó la sábana para finalizar su discurso de inauguración de la conferencia MobileBeat. El resto de su charla se centró en las posibilidades de WebOS dentro de su línea de productos, ahora que la compañía ha comprado Palm, y alguna referencia a una posible tableta con WebOS, aunque nada que pueda tallarse en piedra.
Da la casualidad de que hace pocos días Qualcomm celebró su conferencia anual Uplinq. La compañía volvió a poner en escena su tecnología Mirasol para pantallas de bajo consumo visibles a plena luz del día, otro de esas sorpresas que se supone, cambiarán nuestra vida algún día.
Ambos casos son bastante similares. Mirasol está algo más avanzado pero tanto lo que enseña Qualcomm como lo que enseña HP son ideas sacadas de los departamentos de I+D a medio cocinar para captar la atención del público. Incluso aunque funcionen en el laboratorio está por ver si pueden trasladarse a un producto comercial y si tienen realmente alguna ventaja frente a la tecnología actual.
Bueno, se enrollan y se ven con luz directa, ¿no? Sí, es cierto, pero siempre que veo este tipo de productos recuerdo el caso de la tecnología OLED. Hace cinco años, cuando se hablaba de OLED se pintaba un futuro a corto plazo de televisores ultradelgados, de bajo consumo y dimensiones absurdas.
Salto al futuro y en pleno 2010 nos encontramos con, efectivamente, televisores ultradelgados, de bajo consumo y dimensiones absurdas sólo que construidos con la misma tecnología de cristal líquido (o una muy parecida) que hace cinco años. OLED ha conseguido una discreta aplicación en telefonía móvil pero sigue siendo demasiado caro y da demasiados problemas. Por ejemplo, la vida media de los píxeles de ciertos colores es baja. De momento no resulta práctico llevarlo al salón, el LCD consiguió superar muchas de sus limitaciones, ayudado por la tecnología LED, y es ahora mismo una mejor alternativa.
Qué es mejor, ¿presentar un prototipo y excitar la imaginación del consumidor y con el riesgo de que el desarrollo acabe en un callejón sin salida (Courier es un buen ejemplo), o sorprender con un producto ya terminado completamente inesperado?
No tengo una buena respuesta, la verdad. Imagino que tanto una cosa como la otra tiene sus inconvenientes y sus ventajas. Pero, por lo pronto, si lo que quiere es una pantalla flexible, siga soñando.
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